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Un día menos

Enrique Pérez  |  30 de marzo de 2020
Enrique Pérez (GRN)
Enrique Pérez (GRN)

 Ir restando días a la crisis, puede ser un ejercicio de resignación para mentalizarse de que llegará pronto el día que termine la pesadilla y todo vuelva a la ansiada normalidad; aunque también, puede suponer que queda un día menos para pasar a la siguiente pantalla de dificultad, como si de un juego de realidad virtual se tratara.   

El horizonte que nos pintan los expertos, tiene una amplia gama de grises y aunque nos pongamos unas gafas que cambian el color, seguiríamos viendo tonos grises; esto es, tal cual y lo mejor es ir digiriendo mentalmente lo que esté por venir.

Alguien, me dijo alguna vez que adoptó la costumbre (figurativamente) de comerse un sapo cada mañana antes del desayuno, de manera que todo lo que aconteciera durante el resto del día solo cambiaría a mejor; y no es mala costumbre, porque es como anestesiarse contra la adversidad que pudiera venir después.

 

Descontamos días en el calendario para irnos de puente o de vacaciones, para terminar una retirada del carnet de conducir, o concluir con un tratamiento médico que prohíbe tomar alcohol; incluso, descontamos días para la celebración de un evento propio o ajeno de la BBC (bodas, bautizos y comuniones), o para ir a un concierto, asistir a una final de la champions, o, en el caso de los pamploneses, saber los días que faltan para los encierros de San Fermín del año siguiente y lo hacen el mismo día que despiden las fiestas cada año cantando “el pobre de mi”.

Así que, descontar días para que termine algo desagradable o para que empiece algo estupendo,  es de lo mas corriente que hay en el calendario particular de cada cual; es, el día a día de nuestras vidas.

Alguien sentenció que “la vida es aquello que sucede mientras hacemos planes”, los planes que no se cumplen son, también, la realidad.

Nadie contaba con este cambio de planes en nuestras vidas y cada día supone un día menos para iniciar un nuevo plan, que puede no cumplirse -off course- . Como quiera que sea, vamos descontando días para nuestro cumpleaños y seremos un día menos jóvenes y mas experimentados.

Para llegar a la meta se consume tiempo y el premio es ponerse otra meta que nos cuesta tiempo de forma que va escaseando, mas, cada día que pasa. El tiempo es un activo que no cotiza en bolsa por lo que su valor nunca se deprecia y es, por tanto, una inversión segura pero que se agota.

Ahora, nuestro mejor activo nos sobra a los que estamos confinados y les falta a quienes trabajan contrarreloj para alargar las vidas de otros; este, es el ciclo de la vida y ahora nos toca descontar días, como viene siendo lo habitual.

Solo hay que pedir que no se nos hagan largos los días, aunque a partir de la madrugada del domingo sufriremos, confinados, mas horas de sol.

@enriquepmarti

 
 
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